Este sábado en la grada alguien del público dijo: tal vez no somos los mejores futbolistas del mundo pero somos los más solidarios. Y de repente vi el partido con otros ojos. Porque es cierto que cada vez que un niño se caía siempre había un compañero que abandonaba la jugada para ayudarle a levantarse.
Porque cuando le hicimos a los rivales una entrada un poco fea siempre fuimos a pedirle disculpas. Muy bien por estos chicos vamos a conseguir los objetivos que nos hemos propuesto.
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